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LOS SOCIALISTAS QUE NO PUDIERON SERLO

Per Carles Recio (Levante-emv, 10-10-2016)

Valencia no le ha dedicado ni una calle a Fernando Valera, el último jefe del Gobierno de la Republica en el exilio, concejal y diputado en las Cortes republicanas.

Las turbulencia del PSOE, aunque se magnifique por intereses ajenos, son las propias de un partido democrático. Dentro del socialismo tienen categoría de tradición. De las Juventudes Socialistas nació el Partido Comunista en la República; y de sus senectudes el sector «histórico» en la posguerra. Aunque cabe recordar que el mayor triunfo se obtuvo con la unidad, al recuperar el PSP de Tierno Galván. Lo que nunca se produjo fue la reorquestación del valencianismo clásico del doctor Faustí Barberá con el valencianismo moderno de Joan Fuster. De eso se despreocupó el PSOE al enraizarse con el PSPV.

 

Ayer, 9 d’Octubre, volvió a salir a la calle el «socialismo azul» que el partido socialista actual tiene olvidado. Algunos jóvenes militantes se sorprenden ante este valencianismo socialista silenciado. En la historia más difundida del «blaverismo», escrita desde sus opositores más acérrimos, lo pintaron como un movimiento derechista. Pero contó con personajes magnánimos que de fascistas no tenían nada, sino todo lo contrario. Fueron unos idealistas generosos, socialistas puros, a los que les fue imposible serlo. El PSOE, al vetarlos, perdió parte de su alama, y también su empuje electoral. En Valencia nunca volvieron a triunfar plenamente, contrariamente a lo que pasó en otras zonas de España.

Francisco Giner Mengual

La web de la Fundación Pablo Iglesias lo reconoce como un socialista histórico nacido en Gandia el 5 de abril de 1907. Tenía carnet 11 del PSOE y estuvo afiliado a UGT como maestro nacional. Condenado a muerte por Franco, conmutado por 12 años de prisión. Al salir, desposeído de su plaza de docente, emigró a Francia donde triunfó en la Universidad de la Sorbona, fundando la «Liga Internacional de Enseñanza» que luchaba por la alfabetización de los países pobres. Regresó a Valencia tras la restauración democrática. La biografía oficial de esta web acaba aquí su historia, sin mencionar lo que le sucedió después. Giner Mengual hubiera podido ser el gran político valencianista del PSOE, incluso conviviendo con los fusterianistas del PSPV y manteniendo ¿por qué no? una corriente «blavera» dentro del socialismo, igual que hizo el «Pepismo» con su política de arramblarlo todo.

Pero el PSOE, proso de un puritanismo fusteriano inaudito, lo expulsó del partido por publicar el libro «Introducción a la lingüística valenciana», condenándolo a ser un paria de sus propias ideas. Él mimo lo contaba con dolor: «por defender la Valencianía estoy condenado por la minoría reinante en mi partido, pro yo no soy un camaleón rastrero. Creo que es compatible ser valenciano y socialista; aunque me expulse, nunca seré un renegado de mi tierra». También predijo que el PSOE no ganaría las elecciones hasta que enarbolara la Senyera coronada sin ningún tipo de complejos.

 

Fernando Valera Aparicio

Último jefe del Gobierno de la República en el exilio. Líder socialista desde 1929, concejal y diputado por Valencia en las Cortes Republicanas. Al desencadenarse la «Batalla de Valencia» dirigió un mensaje institucional, como único heredero legítimo de la legalidad republicana, en defensa de la identidad valenciana separada de la catalana, y afeó al PSOE que con la excusa de la «unitat de la llengua» se creara una nueva entidad política que anulara la autonomía valenciana.

Rodolfo Llopis Ferrándiz

Valenciano de Callosa d’En Sarrià, diputado por Alicante en 1936 y también jefe del Gobierno en el exilio en 1947. Se enfrentó a Felipe González en el Congreso de Surennes de 1974 y, posteriormente fundó la «Alianza Socialista Democrática» donde tuvo un papel destacado el «Partido Laborista de Valencia» cuyo ideario era puro social-valencianismo. Nunca se le ha rehabilitado pese a su trayectoria anterior a la guerra, cuando fue presidente de UGT para mantener viva la organización.

Mariano Zamora Edo

Hijo de Mariano Zamora Martínez, fusilado por Franco en 1939, de familia socialista desde tiempos de la fundación por Pablo Iglesiar. Valencianista de convicción, había militado en el PSOE clandestino pero cuando se fusionó con el PSPV tuvo que salir por piernas. Luchó durante muchos años para abrir un espacio valencianista en el PSOE, a través de una serie de artículos donde pretendía convencer a sus antiguos correligionarios que no era excluyente sentirse socialisa y valenciano.

Joan Antoni Sauquillo Olmedilla

Otro iluso, cofundador del «Grup d’Acció Valencianista», militante socialista clandestino bajo Franco. No podía entender como los políticos de su partido estuvieran oficializando la bandera de las cuatro barras y denominaran «catalán» al valenciano sin trabas. Murió en la navidad de 1980, y Vicente Ramón Calatayud publicó un artículo homenaje donde desvelaba que su máxima obsesión antes de morir era conseguir entrevistarse con el alcalde (Pérez Casado) y el Presidente de la Diputación (Girona) para convencerlos de que aquel no el buen camino.

Severino Sanjuan

Cofundador del dinámico Club Amunt de Alzira bajo el franquismo, rescató la historia de las jornadas valencianista de Alzira durante la República, justo cuando se exigía «Estatut» de Autonomía para Valencia bajo la enseña de los tres colores. Paco Oliver era el alcalde socialista de Alzira que promovió todo aquellos actos, y por tanto un valencianista convencido. Años más tarde, en 1980, el alcalde socialista Agustí Montilla Blasco, «nos recordà a tots quin era el deure dels bons valencians (…) digué que hem d’espolsar-se de damunt la covardia per a defendre la nostra Llengua Valenciana i tots els valors valencians».

Manuel Cervera Pomer

Se definió «socialista genético» desde los años 20, presenció la proclamación de la República en la Plaza del Ayuntamiento bajo dos banderas: «la tricolor de la República y la Senyera con franja azul». Se apartó del PSOE y se dedicó a dar conferencias valencianistas: «El Pueblo Valenciano es autonomista cien por cien; lo que le falta son líderes dignos».

Hay muchos más socialistas valencianos frustrados. La lista sería impresionante. Quizás su legado más coherente se plasmó un artículo del joven Jesús Vicente Ferrer en noviembre de 1982: «Yo no pude votar al PSOE pero…» donde abogaba por una valencianización progresiva de todos los partidos, de manera que el valencianismo se convirtiera en estandarte común de la sociedad. Han pasado 35 años, y todavía hay muchos valencianos que no se atreven a votar socialismo, porque el PSOE nunca ha regalado un gesto ni una esperanza. La presidencia de Ximo Puig en la Generalitat sería la gran oportunidad para enderezar esta fractura histórica del socialismo valenciano.